A veces cuando tienes que despedirte de alguien o de algo por alguna razón, te cuesta trabajo hasta pensarlo, te amarga, te deprime...
Todas tus fuerzas trabajan en la lucha interna entre lo que quieres y lo que debes.
Te genera un revoltillo sentimental...
Te torturas pensando en como salir de esa atmósfera que tanto significado tiene para ti. Te sientes apático, desamparado e imaginas un espacio solitario, lleno de brumas, inseguridades y miles de confusiones que te harán recordar cada minuto eso que dejaste atrás..
La realidad es que nunca lo dejas atrás, lo llevas contigo donde quiera que vas, por eso las despedidas no son separaciones, son cambios de orden, son modificaciones, alteraciones, variaciones ...
Nunca te despidas...
No digas adiós cuando sabes que nunca te iras....lo mejor es aprender a valorar los momentos vividos, atesorar los recuerdos y vencer la barrera de la tristeza.
Hay que saber distinguir cuando las palabras sobran y el tiempo se agota.
Aprende a decir: No me fui, no me voy y estaré aquí ...
Para mis Grandiosas...
sábado, 11 de diciembre de 2010
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