Caso Discriminacion en Cantabar

No he querido comentar esta carta que ha escrito Tania. Ella lo dice todo...Juzguen!

Tania Baez Sosa El 01 de octubre a las 9:03

Estrenábamos ayer nueva temporada en Hola Gente, tras todo el esfuerzo que significo su puesta al aire, todo el equipo de producción nos fuimos a celebrar en Dock de Acrópolis Plaza. Un ambiente divertidísimo y agradable.
Cuando cerraron, seguimos hasta Canta Bar en Unicentro Plaza. Éramos unas 15 personas y cuando íbamos a entrar, el portero detiene a Jose Ruiz, uno de nuestros compañeros, conductor de Cambio Radical, expone el argumento que por su apariencia no podía ingresar. Cuando le cuestiono que tiene de diferente Jose a cualquiera de nosotros y de que manera podía ofender el local , me responde que obedecía a reglas del establecimiento.
Siempre había oído yo de casos en el país de discriminación por raza y hasta por libras de más, pero nunca me había puesto en la piel de esas personas.
Detrás de los piercing y tatuaje de mi compañero en cuestión, vi su semblante triste, avergonzado…por el mal rato que nos habían hecho pasar.
Unos minutos después, se abrió la puerta y nos dejaron ingresar, pero que debíamos subir a la 2da planta.
Yo aun no lo podía creer!. Un área “especial” , para que Jose no anduviera merodeando por ahí.
Pedí el micrófono para cantar en el karaoke y me aventure a contar lo que nos paso. Reclame lo injustos que somos con aquellos que son diferentes.
Como estamos viviendo en una sociedad de doble moral, donde muchas veces los corruptos son señores y celebramos con permisividad sus fechorías.
Uno de los involucrados con el establecimiento, apago mi micrófono, encendió el de el y dio una cátedra, sobre el derecho de admisión y el código de Cantabar.
No pude responderle. Me apago el micrófono. Y ya era hora de cerrar.
Fue la primera vez que poniéndome en la piel de otro, sentí el latigazo de la marginación. La impotencia de la discriminación. Lo absurdo de la segregación.
Reconozco que tomar el micrófono en el establecimiento y comentar lo que habíamos vivido, pudo ser una provocación. Lo admito y presento excusas si hubo excesos de mi parte. Pero las injusticias, me revolotean por dentro. Me tortura el quedarme callada . Me pregunto, ¿como es posible que esto siga pasando?
Si Jose hubiera ingresado pasado de alcohol o protagonizado algún incidente bochornoso, entiendo el derecho que les asiste como establecimiento de imponer reglas. Pero..? condenar su ingreso, porque su imagen no es convencional?
Yo no vuelvo a Cantabar. Quizás no signifique mucho para ellos, pero es mi modo de protestar y ser solidaria con aquellos que en algún momento han sentido que por atreverse a transitar un camino distinto al de otros, han sido rechazados.
Yo creo en una sociedad donde las formas de las personas, no son más importantes que el fondo de las mismas. Yo quiero creer que el gordo, el flaco, el alto, el bajito, el negro, el blanco, el homosexual, el heterosexual…es mi hermano/a y merece el mismo respeto y consideración que yo.

Jose, gracias…porque a través de ti, conocí el desafinado concierto discriminatorio de Cantabar. Vámonos con nuestra música…pa otra parte!